Una frase que nunca me ha gustado, y que algunos (y algunas) enarbolan es esa que dice que una mujer ha de ser dama en la calle, ama de casa en la cocina y puta en la cama.
Otro día hablare de la primera y segunda parte de la frase, pero hoy voy a centrarme en la tercera:
"Una mujer ha de ser puta en la cama".
Creo que esta frase es un error bastante gordo, que predispone a la mujer contra cualquier actitud liberal que implique el disfrute del sexo. Como decía Woody Allen, el único sexo bueno es el sexo sucio, y es cierto. Pero el sexo sucio implica deseo, ganas de jugar, de divertirse, de experimentar, y de no tener miedo a ensuciarse.
En una pareja estable en la que se tiene confianza, además implica el no tener miedo a las enfermedades venéreas, por lo que existe una mayor libertad a la hora de disfrutar del sexo en todos sus campos. Oler a sexo, y dormirte oliendo al sexo de tu pareja. Jugar con los dedos, con la lengua, con el sexo, y recorrer pieles y recovecos donde encontrar cosquillas y placeres escondidos.
Es cierto que tener una puta en la cama implica tener a alguien que no va a cuestionar tus peticiones y que te va a proporcionar un desahogo rápido sin pedir nada (físico) a cambio. Sin embargo, es alguien que lo hace a cambio de una compensación económica.
Ojo, ya he dicho, y si no es así lo repito, que no creo que el sexo con amor sea mejor que el sexo por el sexo. Pero si creo firmemente que el sexo cuando los participantes tienen ganas de hacerlo y ganas de disfrutarlo es muchísimo mejor.
Pero muchísimo.
Pero eso es solo una parte que no me gusta de la frase. Luego está la otra. Que una mujer tenga que ser una puta en la cama implica una descripción despectiva de algo que no tiene porque ser despectivo. Que una mujer utilice el morbo, sea desinhibida, abierta y disfrute con el sexo no tiene porque ser algo despectivo. Contra todo eso se esta posicionando la mujer cuando se le indica que ha de ser "una puta en la cama", asociando una actitud natural y divertida a un intercambio de sexo por dinero frío, desapasionado y breve, pecaminoso e inmoral.
Y por último, y es algo que tampoco me gusta, la frase indica una obligatoriedad por parte de la mujer de satisfacer los deseos del hombre. Teniendo en cuenta que el sexo en pareja es un sexo de intercambio, donde ofreces y te ofrecen, dicha obligatoriedad esta completamente fuera de lugar.
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domingo, 28 de septiembre de 2008
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