lunes, 22 de septiembre de 2008

Voyeurs

Y si somos exhibicionistas, también hay que reconocer que somos muy voyeurs. Nos encanta mirar. Nos encanta mirar a las mujeres, y cuando alguna se cruza por delante con alguna característica especial, nos gusta observarlas.

No me voy a meter en el tema de si a las mujeres les gusta que les miren o no. A nosotros si nos gusta mirarlas. Nos encanta mirar a una mujer con unos pechos grandes, o con el culo marcado por un tanga.

Nos da igual que sea hortera el tanga negro bajo un pantalon blanco. Si el tanga es de hilo, o si sube unos cuantos dedos por el borde del pantalón, lo observaremos con detenimiento. Nos da lo mismo que el sujetador sea de mentira. Si los pechos sobresalen a través del escote, los miraremos.

A veces, incluso no se trata de algo consciente. Estás mirando hacia un sitio, se cruza alguna visión que merece la pena y desvías la mirada. Otras veces, si es consciente, y se nota porque en los casos mas exagerados, puede ocurrir que se nos olvide lo que estábamos diciendo (y, cuando la relación con la persona que tenemos al lado es de amistad, o cercana, nos encanta bromear con esto, fingiendo haber perdido el habla).

Esto, que en principio podría ser interpretado como algo malo, es muy fácil de aprovechar por aquellas mujeres que tengan algo de picardía. Y es que si digo que nos encanta mirar, es que nos encanta mirar.

Y si no, pruebalo. Desnudate, y pasea por casa desnuda. Sal de la ducha, y ves a la cocina, si puedes paseando por delante de él. Juega con su mirada, sin dar a entender que te has dado cuenta de que sabes que te está mirando. Mas adelante te diré algunas cosas que puedes hacer, pero por ejemplo, algo muy simple es acuclillarte para coger algo del suelo, de manera que el hecho de acuclillarte marque la forma de tu culo, y se te abran las nalgas.

Es casi seguro que no verá nada, y que posiblemente no salte sobre ti desesperadamente (ya llegará, tranquila :-) ) pero ten por seguro que no dejará de mirarte.

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